Aplicarse antes de exponerse al sol. Evitar el sol del mediodía. Volver a aplicar con frecuencia para mantenerse protegido, especialmente después de sudar o nadar. Mantener a los bebes y a los niños fuera de la luz directa del sol y usar ropa protectora. Aplicar de forma abundante. La aplicación en pequeñas cantidades reduce la protección.